La moneda mexicana ha entrado en una etapa de mucha volatilidad que se espera continúe, por lo menos, hasta finales de este año, según analistas
Desde que Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia en 2018, el peso mexicano ha sido un reflejo de los choques de su gobierno y su apreciación sostenida fue presumida como un éxito. Sin embargo, tras la reciente victoria de su partido en el Congreso, muchas de esas ganancias se perdieron y los mercados volvieron a ser criticados por el presidente.
El peso mexicano es muy comerciado globalmente, lo que le da gran liquidez y lo convierte en un objetivo para apuestas de operadores en Wall Street, incluso en mercados no relacionados con México. Sorprendentemente, eventos domésticos como cambios en el gabinete o reformas legislativas no han impactado significativamente su valor.
La cancelación del nuevo aeropuerto en 2018 fue el primer indicio de un gobierno confrontativo con el sector privado, lo que afectó al peso. No obstante, de 2021 a 2023, el peso se apreció notablemente, impulsado por remesas y la inversión extranjera, aunque esta bonanza terminó recientemente cuando el partido oficialista ganó mayoría en el Congreso.
La pérdida de contrapesos y el nerviosismo de los inversionistas por posibles reformas judiciales han llevado a una depreciación del peso. Actualmente, el dólar cotiza cerca de 18,40 pesos, eliminando gran parte de las ganancias anteriores. Los economistas predicen más depreciación y volatilidad en los próximos meses debido a factores internos y externos, incluyendo las elecciones presidenciales en EE.UU.
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